La flacidez corporal es una de las preocupaciones estéticas más comunes, especialmente a partir de cierta edad o después de cambios importantes en el cuerpo, como el embarazo o la pérdida de peso. Ver cómo la piel pierde firmeza y elasticidad puede generar inseguridad, pero entender qué provoca esta flacidez corporal es el primer paso para mejorarla.

Factores como la genética, los cambios hormonales o el estilo de vida influyen en su aparición, pero, por suerte, como iremos viendo, hay formas de prevenirla y tratarla.

¿Qué es la flacidez corporal?

Cuando hablamos de flacidez corporal nos referimos a dos niveles: el de la piel y el muscular. La pérdida de firmeza y tono en la piel se debe a la reducción en la producción de colágeno y elastina, además del envejecimiento natural. En el caso de la musculatura, la falta de ejercicio y un estilo de vida sedentario son los principales responsables.

Flacidez corporal causas

Algunas de las causas más comunes de la flacidez corporal son:

  • La exposición en exceso a la radiación solar (fotoenvejecimiento): La exposición prolongada al sol daña las fibras de colágeno y elastina, provocando una pérdida de elasticidad y firmeza en la piel. Además, acelera la oxidación celular y la deshidratación, lo que favorece la aparición de flacidez corporal.

  • Una dieta baja en proteína pero alta en grasas e hidratos de carbono: Una alimentación pobre en proteínas dificulta la regeneración de los tejidos y la producción de colágeno. Si a esta ecuación le sumas un alto consumo de grasas y carbohidratos, se termina por favorecer la acumulación de grasa y la pérdida de tono muscular, aumentando la flacidez corporal.

  • Fumar con regularidad: Fumar es negativo en todos los sentidos posibles, pero en este caso destacamos el hecho de que reduce la oxigenación de los tejidos, afecta la producción de colágeno y acelera el envejecimiento de la piel. Como resultado, la piel pierde firmeza antes de tiempo y se vuelve más propensa a la flacidez corporal.

  • Una predisposición genética: Algunas personas tienen una menor capacidad natural para producir colágeno y elastina, lo que las hace más propensas a desarrollar flacidez corporal a edades más tempranas, incluso teniendo hábitos de vida saludables.

  • El uso de ciertos fármacos: Algunos medicamentos pueden afectar la elasticidad de la piel y la regeneración del tejido conectivo. Los tratamientos prolongados con corticoides, por ejemplo, pueden debilitar la estructura cutánea y favorecer la flacidez corporal.

  • Pérdidas de peso muy aceleradas: Adelgazar de forma rápida hace que la piel no tenga tiempo de adaptarse a los cambios, lo que provoca que pierda tonicidad y aparezcan pliegues o zonas flácidas, sobre todo en brazos, abdomen y muslos.

  • Un estilo de vida sedentaria: La falta de actividad física reduce la masa muscular y ralentiza la circulación sanguínea, afectando la firmeza de la piel. El sedentarismo favorece la acumulación de grasa y la pérdida de tono muscular, son 2 de los principales responsables de la flacidez corporal.

  • Problemas hormonales (menopausia): Durante la menopausia, la disminución de estrógenos afecta la producción de colágeno y elastina, haciendo que la piel se vuelva más fina y pierda firmeza. Esto contribuye a la flacidez corporal, especialmente en brazos, abdomen y muslos.

Flacidez corporal ¿A qué zonas afecta más comúnmente?

La flacidez corporal, junto con la celulitis, es uno de los problemas estéticos más frecuentes tanto en hombres como en mujeres. No se trata solo de un signo de envejecimiento, ya que también puede afectar a personas jóvenes debido a factores como la falta de ejercicio, cambios de peso o predisposición genética.

Las zonas más afectadas por la flacidez corporal son:

  • La cara interna de los brazos: La piel de esta zona es fina y tiene menos soporte muscular, por lo que tiende a perder firmeza con facilidad, formando lo que conocemos como «efecto alas de murciélago».

  • La cara interna de los muslos: La combinación de piel fina y poca tonicidad muscular favorece la flacidez en los muslos, especialmente si hay pérdidas de peso rápidas o no se suele realizar actividad física de forma habitual.

  • El abdomen: La flacidez abdominal suele aparecer tras embarazos, cambios bruscos de peso o pérdida de masa muscular. Puede combinarse con acumulación de grasa, acentuando la falta de firmeza.

  • Pecho: En las mujeres, la flacidez en el pecho suele deberse a la pérdida de colágeno con la edad, pero también a factores como la maternidad, la lactancia o variaciones de peso.

Flacidez corporal ¿Cómo retrasarla o prevenirla?

Prevenir la flacidez corporal es posible con hábitos que mejoren la calidad de la piel y refuercen los tejidos de sostén. Estos son algunos consejos importantes a la hora de prevenir la flacidez corporal y mantener la firmeza:

  • Se debe mantener una hidratación adecuada: Beber suficiente agua favorece la elasticidad de la piel, estimula la producción de colágeno y mejora la circulación, lo que ayuda a prevenir la retención de líquidos y la flacidez.

  • Seguir una dieta rica en colágeno y antioxidantes: Consumir alimentos que aporten colágeno, vitamina C, azufre y micronutrientes esenciales como omega-3, zinc y selenio es realmente importante.
    Carnes magras, huevos, gelatina y legumbres ayudan a mantener la musculatura, mientras que frutas como naranjas, kiwis o mandarinas favorecen la fijación del colágeno. Además, los antioxidantes presentes en el té verde y los frutos rojos protegen la piel del envejecimiento prematuro. Por lo que es interesante incluir estos alimentos con regularidad en nuestra dieta.
  • Realizar ejercicio físico de forma habitual: La actividad física, especialmente el trabajo de fuerza combinado con ejercicios aeróbicos como caminar o subir escaleras, ayuda a tonificar la piel y a reemplazar la grasa acumulada por masa muscular, reduciendo así la flacidez corporal.

  • Evitar lo máximo posible el tabaco: Fumar acelera el envejecimiento de la piel al deteriorar la circulación sanguínea y reducir la producción de colágeno. Dejar de fumar mejora la oxigenación de los tejidos y retrasa la aparición de la flacidez, además de otros múltiples beneficios para la salud general.

  • Uso de cremas reafirmantes: Aplicar cremas con colágeno, silicio o ingredientes naturales como miel, huevo o extractos de frutas puede aportar un extra de hidratación y favorecer la regeneración cutánea.

  • Tratar de mantener un peso estable: Las fluctuaciones de peso afectan la elasticidad de la piel, haciendo que pierda tonicidad y favoreciendo la aparición de estrías y flacidez corporal. Controlar estos cambios ayuda a mantener la firmeza de los tejidos.

Tratamiento eficaz para la flacidez corporal

Cuando se busca el mejor tratamiento para la flacidez corporal, existen diferentes técnicas que ayudan a mejorarla estimulando la producción de colágeno y mejorando la firmeza de la piel. Entre ellas debemos destacar:

  • Los infrarrojos cortos y radiofrecuencia, dado que aumentan la temperatura en las capas profundas de la piel, favoreciendo la retracción de las fibras distendidas y estimulando la neocolagénesis.

  • La carboxiterapia, en donde mediante la aplicación de CO₂, el cuerpo reacciona aumentando la circulación sanguínea y la producción de colágeno, mejorando así la tonicidad de la piel.
  • Los hilos tensores, que estimulan la producción de colágeno, favorecen la cohesión celular y se reabsorben de forma natural, ofreciendo un efecto reafirmante.

  • Los masajes circulatorios y presoterapia, gracias a que mejoran la circulación, eliminan la sensación de pesadez en las piernas y favorecen el drenaje linfático. En este sentido, el uso de una máquina de presoterapia Ballancer es una excelente alternativa para potenciar estos efectos, ya que ayuda a mejorar la firmeza de la piel mientras aporta un beneficio relajante.

  • La mesoterapia corporal, que consiste en la aplicación de cócteles de vitaminas, aminoácidos y minerales para mejorar la calidad de la piel y reducir la flacidez.

Para los profesionales y centros de estética, la presoterapia Ballancer® es sin lugar a dudas, un tratamiento complementario perfecto cuándo se busca potenciar los efectos de otros procedimientos reafirmantes. Su acción sobre el sistema linfático y circulatorio favorece la eliminación de líquidos y toxinas, mejorando los resultados de técnicas como la radiofrecuencia, la carboxiterapia o la mesoterapia. Incorporarlo en cabina no solo mejora la experiencia del cliente, sino que también aumenta más si cabe la eficacia de los protocolos de tratamiento para la flacidez corporal.

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