La fibrosis es una condición que puede afectar gravemente la calidad de vida de quienes padecen linfedema. Es por esto que vamos a ver qué es la fibrosis, los diferentes tipos que existen y cómo se relaciona con el linfedema. Aprender a identificar la fibrosis en cada etapa del linfedema es de vital importancia para su manejo y tratamiento adecuado.
¿Qué es la fibrosis?
La fibrosis es el engrosamiento, endurecimiento o cicatrización anormal de los tejidos del cuerpo. La fibrosis puede surgir como consecuencia de una cirugía, tratamientos médicos como la radioterapia, o como resultado de una lesión o inflamación. La fibrosis puede afectar cualquier órgano o tejido, provocando una pérdida de función y elasticidad en la zona afectada.
Tipos de fibrosis
De los diferentes tipos que hay, nos vamos a centrar en las que provienen del linfedema, sobre todo post cirugía de cáncer de mama. Vamos a hablar de dos tipos: la fibrosis quirúrgica y la linfostática.
Otros tipos de fibrosis
Además de la fibrosis quirúrgica y linfostática, existen varios otros tipos de fibrosis que pueden afectar diferentes partes del cuerpo. Aunque pueden no estar directamente relacionados con el linfedema, para un mayor contexto sobre la temática, te explicamos en qué consiste cada uno de estos tipos de fibrosis, cómo se forman y cómo afectan al organismo.
¿La fibrosis desaparece sola?
La fibrosis, una vez que se ha desarrollado, no desaparece por sí sola. La formación de tejido cicatricial es una respuesta del cuerpo a daños repetidos o crónicos, y este tejido fibroso no se disuelve ni se revierte naturalmente. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, es posible detener o ralentizar su progresión y, en algunos casos, mejorar los síntomas asociados.
El manejo de la fibrosis depende de su causa subyacente. Por ejemplo, en la fibrosis hepática, tratar la hepatitis o reducir el consumo de alcohol puede prevenir un mayor daño al hígado. En la fibrosis pulmonar, ciertos medicamentos pueden ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad. Además, llevar un estilo de vida saludable, evitar factores de riesgo y seguir las recomendaciones médicas puede ser fundamental para controlar la fibrosis y mejorar la calidad de vida.
En el caso del linfedema, la acumulación de líquido linfático y la inflamación crónica pueden generar fibrosis si no se trata a tiempo. Por eso es muy importante actuar en las primeras etapas con tratamientos adecuados, como drenajes linfáticos, terapia compresiva y tecnologías no invasivas que ayuden a reducir la inflamación y evitar que la fibrosis se agrave.
La relación entre la fibrosis y el linfedema
Se puede asegurar una relación directa entre fibrosis y linfedema ya que todos los pacientes, sin excepción, que padecen linfedema tienen algún tipo de fibrosis.
Por ejemplo, tenemos que en el linfedema hay siempre fibrosis linfostática. Su progresión define las etapas de la progresión del linfedema.
Földi distingue 4 etapas de evolución del linfedema. Como en la primera etapa o etapa 0 el linfedema es casi imperceptible, normalmente nos enfocamos en las siguientes.
ETAPA 0:
La etapa 0 se suele identificar por bioimpedancia o por imágenes porque es imperceptible. No es visible ni palpable, pero sí que la extremidad empieza a sentirse pesada. También, se la denomina etapa de latencia del linfedema.
En este momento el acúmulo de proteínas y sus estasis empiezan a atraer grasa a la zona y los tejidos empiezan a aumentar de volumen.
Es el principio del cambio fibroesclerótico de los tejidos.

ETAPA 1:
La Etapa 1 denominada Reversible, aún podemos eliminar la inflamación elevando la extremidad. La parte afectada ya aumenta de tamaño pudiendo observar ya diferencia con otras zonas.
La fibrosis linfostática y la fibroesclerosis aumentan. Después de tratar la zona o descargarla, la diferencia de volumen desaparece.

ETAPA 2:
La etapa 2 denominada irreversible. Ya no podemos reducir del todo el tamaño de la zona afectada porque ya encontramos tejido graso.
¿Qué quiere decir esto?, pues que del volumen que hay por ejemplo en un brazo una parte más o menos importante ya no el fluido. El resto es fibrosis linfostática que se ha formado a partir de la estasis linfática. Ha aumentado la inflamación y la fibrosis linfostática (líquido y grasa) brazo.

ETAPA 3:
En la Etapa 3, también denominada Elefantiasis, aquí ya la fibrosis es inconfundible.
En esta fase ya hay deformidades, lóbulos grasos, aparte de la gran inflamación incluso a nivel profundo. Los papilomas o crecimientos dérmicos también suelen aparecer en esta fase como consecuencia de la mala circulación tanto sanguínea como es la presentación más grave de linfedema y fibrosis.

Ejemplo de progresión de la fibrosis en el tratamiento del cáncer
Tras un tratamiento de cáncer es habitual la aparición de la fibrosis posquirúrgica. Si tras el tratamiento el paciente es tratado con quimioterapia, radioterapia o aparece infección por celulitis la cicatrización se ve dificultada. Esto es debido a que el sistema inmune está deprimido por la medicación, siendo la causa por la que puede aparecer la inflamación como efecto secundario.
Otros factores que inciden están relacionados a las características propias del paciente como la diabetes, la predisposición de los queloides, trastornos en la circulación, edema antes de la intervención, etc. También, afecta cómo se realiza la cirugía, en una o en varias etapas, el tipo, la posterior reconstrucción.
Es por esto que la cicatrización posquirúrgica se ha de tratar desde el principio mejorando la circulación, evitando la debilidad del tejido para evitar que se desarrolle la fibrosis linfostática y el linfedema.
Tratar la fibrosis de forma temprana tiene un impacto positivo en el paciente ya que afecta a la progresión de la fibrosis tanto quirúrgica como linfostática.
Tratamiento para la fibrosis ¿Cuándo empezar a trabajar sobre el linfedema?
Es muy importante realizar una actuación temprana de la fibrosis en el paciente, por esto la respuesta es sencilla. Cuando tratas de manera temprana el linfedema estás actuando sobre la frontera de ser reversible a irreversible. Entonces, ¿cuándo hemos de empezar a trabajar sobre el linfedema? Pues antes de que aparezcan los síntomas, si es posible se recomienda la actuación temprana de la fibrosis en el paciente.
La intervención temprana afecta la progresión de la fibrosis tanto quirúrgica como linfostática. El tratamiento de la fibrosis quirúrgica puede afectar el proceso de endurecimiento de la cicatriz. Lo que, a su vez, disminuye la obstrucción linfática que puede empeorar el linfedema. El tratamiento del linfedema disminuye la estasis linfática, lo que reduce el desarrollo de fibrosis fibroesclerótica.
Aunque el tratamiento temprano produce los mejores resultados para la fibrosis quirúrgica y linfostática, todavía hay oportunidad de cambio incluso después de varias décadas. Por ello, abordar el linfedema y la fibrosis puede generar mejoras e impactar la progresión de los síntomas.
Cómo afecta el linfedema y beneficios de tratar la fibrosis de forma temprana
El aumento de volumen debido al linfedema y a la fibrosis puede llegar a incapacitar al paciente en su vida cotidiana, restringiendo movimientos, generando dolor etc. Por ejemplo:
¿Qué tipo de impacto tiene el tratamiento temprano de la fibrosis en el paciente?
Para prevenir el desarrollo del linfedema y fibrosis es imprescindible que el paciente se conciencie y aprenda a reducir factores de riesgo:
Presoterapia en el tratamiento de la fibrosis en el linfedema
Cuando hablamos de linfedema, especialmente en pacientes que han pasado por una cirugía de cáncer de mama, como la mastectomía, la fibrosis quirúrgica y la linfostática son complicaciones comunes. En estos casos, la presoterapia se presenta como un tratamiento recomendado para abordar ambos tipos de fibrosis, actuando de manera efectiva tanto en la fase temprana como en etapas avanzadas.
La fibrosis quirúrgica surge como resultado del proceso de cicatrización después de la cirugía. La acumulación de tejido fibroso puede endurecer las cicatrices, restringiendo la movilidad y afectando el drenaje linfático. En este punto es donde la presoterapia, utilizando dispositivos médicos como Lympha Press, ayuda a reducir la inflamación y mejorar el flujo linfático, lo que disminuye el riesgo de formación de fibrosis o ayuda a suavizar el tejido cicatricial ya existente.
Por otro lado, la fibrosis linfostática se desarrolla debido a la estasis linfática que acompaña al linfedema. Al no tratarse adecuadamente, la acumulación de líquido linfático provoca que los tejidos se endurezcan y formen tejido fibroso. En este escenario, la presoterapia puede ser de gran ayuda. Con una máquina de presoterapia como Ballancer, se puede aplicar una presión controlada sobre las áreas afectadas, favoreciendo el drenaje y reduciendo el avance de la fibrosis.
Además de su eficacia para prevenir y tratar la fibrosis, la presoterapia mejora la movilidad, reduce el dolor y ayuda a recuperar la funcionalidad de las extremidades afectadas, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.
Iniciar este tipo de tratamiento de manera temprana puede marcar la diferencia a la hora de evitar que la fibrosis y el linfedema progresen a etapas irreversibles.
¿Cuál es el impacto de la fibrosis posquirúrgica en el organismo?
La mayoría de las personas que padecen cáncer de mama necesitarán pasar por el quirófano, lo que dará como resultado una cicatriz. Este tejido cicatricial ya constituye una fibrosis que impedirá la circulación normal de la linfa, la cual se empezará a estancar. Si se extirpan ganglios linfáticos, aún se genera más congestión.
Hemos de tener en cuenta que la gravedad de la cirugía, la existencia de quimioterapia o radioterapia previa, quién realiza la intervención etc, son factores que pueden agravar el proceso de cicatrización.
Las etapas de la cicatrización de heridas:
¿Qué determina la gravedad de la fibrosis posquirúrgica?
Una cicatriz puede ver alterada su curación si existen factores como la hinchazón o inflamación tras la cirugía. Estos incluyen comorbilidades como diabetes, condiciones circulatorias o autoinmunes. La predisposición genética a formar queloides, el uso de medicamentos, según que quimioterapia, padecer diabetes o enfermedad autoinmune, algunas alteraciones circulatorias, infección postquirúrgica… pueden generar inflamación, lo que empeora la cicatrización ya que la ralentiza y puede dificultar el proceso.
Si no tratamos el linfedema posterior a la cirugía, puede provocar la fibrosis linfostática. Recordemos que es aquella provocada por el estancamiento linfático formado por grasa o tejido adiposo.
¿Qué es la fibrosis inducida por radiación?
La radioterapia que se utiliza para tratar el cáncer altera la composición de los tejidos. Estos se vuelven delgados, endurecidos y de mayor fragilidad.
Alrededor de una cicatriz postquirúrgica se puede crear tejido más duro y denso si aplicamos radiación. La cantidad de lesión que se genere dependerá del tipo, duración, de la cantidad e intensidad de la radiación además de la ubicación.
Otros factores a tener en cuenta son la sensibilidad de la piel del paciente, su densidad, etc.
Hemos de tener en cuenta que además de los problemas a nivel de la fibrosis esta radiación puede tener otros efectos secundarios como osteoporosis, problemas cardíacos incluso pérdida de piezas dentales.