Un reputado cirujano vascular acaba de lanzar una advertencia que debería preocuparnos a todos: las varices pueden llegar a duplicar el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca. Y no, no estamos hablando de un simple problema estético.
González-Sagredo, miembro de la Sociedad Española de Cirugía Vascular y del Capítulo de Flebología, ha insistido en que esta relación está completamente respaldada por evidencia científica reciente.
«Lo que muchos consideran un problema cosmético es en realidad el primer o segundo estadio de la enfermedad venosa crónica», advierte.
¿Cuál es la conexión existe entre las piernas y el corazón?
Las varices son venas dilatadas que dificultan la circulación de sangre desde las extremidades inferiores hacia el corazón. Y aquí viene lo GRAVE: cuando ese retorno venoso falla, tu corazón tiene que compensar trabajando el doble, lo que con el tiempo puede derivar en insuficiencia cardíaca.
Según el estudio ‘Veint Consult Programma’, que analizó a más de 20.000 pacientes en España, los síntomas son bastante claros pero casi siempre los ignoramos:
- Pesadez en las piernas (55% de los casos): ese «no puedo más» al final del día.
- Dolor (46%): no es cansancio normal, es una señal de alarma.
- Hinchazón (36%): sobre todo en tobillos y pantorrillas.
- Hormigueo (30%): esa sensación de «piernas dormidas» sin razón aparente.
España lo sufre más que nunca: 30% de la población afectada
Los datos son contundentes: el 30% de la población española sufre varices, con mayor prevalencia en mujeres. Pero lo realmente preocupante es que pueden aparecer desde la adolescencia y muchos casos pasan desapercibidos hasta que ya hay complicaciones serias.
«Las personas con hipertensión o enfermedades cardiovasculares tienen mayor propensión a desarrollar varices», explica el cirujano, añadiendo que otros factores de riesgo incluyen la genética, permanecer de pie durante horas, el sobrepeso y cambios hormonales como embarazo o menopausia.
La clave es diagnosticar y tratar lo antes posible
La buena noticia es que detectar las varices es relativamente sencillo. El diagnóstico requiere consulta del historial clínico, exploración física y un eco-Doppler venoso, una prueba no invasiva que permite evaluar el flujo sanguíneo y detectar problemas valvulares.
En cuanto a tratamientos, las opciones han evolucionado MUCHÍSIMO:
- Para arañas vasculares (el primer estadio): escleroterapia con polidocanol, un tratamiento ambulatorio y poco invasivo.
- Para varices con mal funcionamiento valvular: técnicas de ablación térmica como láser o radiofrecuencia, que evitan la cirugía tradicional.
- Para casos más complejos: escleroterapia ecoguiada con espuma o microcirugía para eliminar las venas afectadas.
Cada vez más personas prefieren prevenir que curar con presoterapia
Cada vez más personas afectadas están apostando por acudir a consultar donde se aplica presoterapia como método no invasivo para estimular el sistema linfático y mejorar el retorno venoso.
En este sentido, equipos como el Ballancer Platinum, reconocidos mundialmente por sus resultados efectivos, aplican presión controlada que simula un masaje profundo, mejorando tanto el edema como las venas varicosas.
Este tipo de tecnología no invasiva cuenta con múltiples modos de funcionamiento que permiten tratamientos personalizados: desde ciclos de apertura de vías hasta drenaje linfático profundo, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente.
«No esperes a que sea tarde»
El mensaje del cirujano es claro y contundente: «El tratamiento adecuado y personalizado de las varices no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también previene complicaciones graves como trombosis, sangrados o úlceras».
Su recomendación es consultar con un especialista ante cualquier síntoma de dolor, picor, hinchazón o sensación de pesadez en las piernas. Porque lo que hoy parece un problema menor, mañana puede convertirse en una amenaza seria para tu salud cardiovascular.
Las varices ya no son solo un tema estético. Son una señal de alerta que puede estar diciéndote algo sobre tu corazón. ¿Vas a seguir ignorándolas?